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EXPEDICION “AL CORAZON DE LAS LECHIGUANAS” 2-2021 Parte VI “DON CACERES, EL PESCADOR"


Hoy sentada frente al teclado me traslado allí, donde los tiempos corren a otros ritmos y solo el ritmo de la naturaleza da las pausas justas para respirar y admirar todo el universo.

Silencio. Solo las palas de dos botes llevan un sonido rítmico. Una curva. A lo lejos un bote azul celeste igual que el cielo con el botazo blanco. Un hombre inclinado apenas hacia el agua, en la proa con un movimiento de manos recogiendo la red. Tira una y otra vez. Desenreda un sábalo que mueve su cola, sabiendo su detino, lo pone sobre cubierta y con una madera que brilla por las escamas de otros peces, la levanta y con el golpe certero, deja sin vida al pez dejándolo caer en la sentina. Nos vamos acercando de a poco. Él sigue indiferente en su trabajo. Otro sábalo más. Sentimos el ruido del golpe de la madera contra la gruesa carne. Brillan las escamas. Sigue su trabajo. Seguimos despacio y saludamos. En ese preciso instante otro sábalo más entre las redes. Redes que quizá fueron tejidas por él o bien por algún lugareño, colgadas de algunas ramas de arboles que dan sombra al rancho, con los rollos de hilos y boyas amarillas y manos ágiles entrelazando sin parar como una araña, a la orilla del río.


Don Cáceres, pescador. Hombre curtido por el sol y la vida. Nos mira y nos saluda mientras sus manos siguen levantando la red. Queremos comprarle un pescado. El levanta el ultimo sábalo y calcula el peso…… más de 2kg, dice, para ustedes dos está bien… Le pido permiso para subirme a su bote y poder buscar en el tambucho la billetera, perdida entre las bolsas estancas.




Pausadamente sigue mirando su sábalo y buscando el precio justo. Su producción la lleva al continente y lo vende allí. Vuelve a recoger la red, y para nuestra sorpresa, un surubí enorme emerge y nos mueve la cola, sus bigotes y su cara chata y sonriente nos mira. Poco dura el romanticismo y el mismo procedimiento, se eleva la madera y el pez cae. Esa será nuestra comida a la noche. Trato cerrado. Me quedo en el bote viendo con que rapidez y habilidad abre el pescado y lo limpia. El traslado será en la popa del bote de Jimmy, luciendo, orgulloso su lomo atigrado. Su color plateado brilla hermoso bajo el sol.

Don Cáceres continúa su tarea sistemática y nosotros con nuestra compra en la mejor pescadería de las Lechiguanas, vamos rumbo al atardecer para degustar esta exquisitez.



 
 
 

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