El kayak permite llegar a lugares  diferentes con una mirada desde el agua hacia tierra que no solemos estar acostumbrados. Nos  deslizarnos silenciosamente  y descubrimos   animales en su hábitat, perfumes que vienen con el viento, temperaturas que cambian  y nos dejan redescubrir los sentidos olvidados  de la niñez. Nos conecta con un medio liquido, diferente pero en el cual  permanecimos abrigados antes de nacer.