EXPEDICION “AL CORAZON DE LAS LECHIGUANAS” – 2-2021 Parte V: “DESPUES DE LA TORMENTA"
- Adriana Buchele
- 18 mar 2021
- 2 Min. de lectura

fuera se escucha el sonido de los pájaros madrugadores y junto a la claridad, el cierre de la carpa abriéndose y único sonido humano por esas tierras. Al rato el fuego ríe y la pava de campamento ya está lista para unos mates. Entre risas comentamos la experiencia de la lluvia y vientos de la noche. Ya todo paso, solo las hormigas no pararon un segundo en invadir el bote amarillo y todo el resto del campamento.

El rio serpentea, pausadamente, con algunos lugares más bajos y los pájaros aprovechan a comer y se arriman aún más a los botes. Dejamos de remar o ponemos las velas para poder ser aún más silenciosos. Indescriptible. Cisnes de cuello negro en nuestra proa, y espátulas rosadas junto a teros nos miran al pasar o flotan dejándose llevar por el corriente al igual que nosotros. Silencio. Uno solamente quiere permanecer alli, eternamente, en ese paraíso.
Algunas horas después, la costa va cambiando. Toma altura y forma un terraplén natural. A medida que pasan las horas también la vegetación costera aumenta y comienzan a aparecer como oasis, miles de cajones de colmenas. Apiladas, a medida que nos acercamos el ruido de las abejas es terrible. Imposible acercarse. Están en plena producción de miel. Unas horas después aparecen algunos botes y apicultores con salas de extracción improvisadas robando la dulce producción. Solo la entrada es una cortada entre el monte costero. Alli se abre el único lugar posible para trabajar e instalar la maquinaria. En algunos casos está el terreno más limpio alrededor y el barco que traslada los tambores atraca contra la costa. Todos están completamente tapados. Cuando nos acercamos a hablar, el ruido del extractor no deja escuchar muy bien las palabras y las abejas revolotean en sus cabezas sin parar. Palabras cruzadas mínimas, se los ven apurados por seguir su trabajo, el barco de carga está por venir. Nosotros continuamos.

La región de las Lechiguanas es, si no hay grandes inundaciones que haya que sacar toda la producción rápidamente o los grandes incendios que arrasan con todo, es la zona de una riqueza apícola muy importante. El trabajo es duro, con altas temperaturas deben estar los apicultores completamente vestidos con sus trajes y las condiciones de comodidades son mínimas. El tiempo corre, y la cosecha es corta, hay que aprovecharla.
Nuestro viaje continúa y seguimos sorprendiéndonos con tanta riqueza en una zona que, muchas décadas atrás quiso ser un gran proyecto de colonización. Pero esa… esa es otra historia.
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