Arroyo Las Garzas – Pcia de Buenos Aires
- Adriana Buchele
- 21 may 2021
- 3 Min. de lectura
Llegamos con los autos y botes arriba a un camino de ruta pcial. 40 de una verdadera polvareda, un puente largo y otro puente de vías a su lado y un ir y venir de camiones trasladando la cosecha. Una voz de una de mis compañeras….. Adri, como sabias que acá había agua …… y una sonrisa nerviosa de mi parte y un poco incomoda disimulando también mi sorpresa .Esta vez iba con un tramo a ciegas, sin reconocimiento previo por tierra, eso daba una cuota de adrenalina un poco exigente para la época del año, con escasas horas de luz y un agua fría.
A la hora de tirar los botes, no había ni un sendero… nada, absolutamente nada, solo arboles, pasto, cardos y abrojos que se pegaban a nosotras queriendo acompañarnos. Un terraplén alto donde deslizar los botes y dejarlos caer al primer acarreo. Luego cruzar uno de los puentes por debajo con botes vacíos y esquivando plantas y yuyos para luego volver y trasladar el mínimo equipo hasta la orilla, alguno salvavidas tirado desde la ruta hasta debajo del puente y el resto en bolsas de desembarco.

A solo 50 metro se veía el primer alambrado que cruzaba. El agua fría, verdosa, con poca profundidad. Esto se fue agravando a medida que pasaron las horas…. Si… las horas… el suelo es de tosca con piedras, una combinación no apta para arriesgar el casco de los botes. A nuestro paso se abría un pequeño terraplén con acacias otoñales, cardos y abrojos y muchos arbustos poco amigables con espinas gruesas. Las capas de tierra mas bien claras con pinceladas de salitre y en el agua, asomaban furiosas puntas de piedras y tosca con forma de caparazón de tortugas. El agua corre de vez en cuando y se volvía a estancar cuando esta cordillera de piedras asomaba. A esto le sumamos los aproximadamente 8, 9… alambrados, algunos con boyeros, otros de varios pisos e hilos protegiendo como una muralla el ganado de cada estancia. Vacas y caballos muy pocos esta vez como asi también pocas aves. El silencio absoluto, solo el cotorreo de 4 amigas tirando de sus botes, riendo, e imaginándonos durmiendo abrazadas a algún cadáver de animal tirado en la costa. Las horas pasan, pero pronto el puente de la ruta 205 aparece y con él, la profundidad.

Mas adelante el puente Las Garzas, y en ese instante en donde el sol otoñal comienza a guardarse, las aves con todo su esplendor nos despiden delante de nuestros botes, entre los pajonales que forman los pequeños bañados, como cerrando la puerta de este arroyo. Una despedida majestuosa que nos regala la naturaleza, llevándonos lentamente hacia la tribuna que nos recibe, los biguás en sus posiciones, para anunciarnos que el día de aventura ha terminado.
Nuestro incondicional rescate esta en la costa esperándonos con el vehículo, mis padres y mi hijo señalan el lugar correcto donde sacar los botes, y allí, en un abrir y cerrar de ojos, la noche cae sobre la laguna de Lobos.
Hasta la próxima aventura!
Agradecimientos:
A mis padres y mi hijo por hacer todo lo posible por estar alli listos, y después trasladar a las conductoras hasta donde habíamos dejado los vehículos tirados todo el dia.
A Paula por ser incondicional e inseparable en cada aventura de estos largos años de amistad.
A Marie, la vieji, por poner la cuota de optimismo y dejarse llevar hasta fuera de su zona de confort.
A Marilu, por arriesgarse a sumarse a una nueva amistad en esta etapa de la vida.
Gracias!!!!!
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