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EN SOLEDAD

Actualizado: 1 dic 2020


(Recorrido en bici en solitario de aprox 50km uniendo Irineo Portela – Santa Coloma – Escuela 13, Partido de Baradero).


Para muchos animarse a rodar en solitario es un gran paso que luego se transforma en algo normal, pero dar “el primer paso” hace que las dudas se te vengan a la mente y el superar ciertos obstáculos de lo que puede ser previsto, es un gran avance. Asi que en este sentido me anime y tras adquirir datos del recorrido programado de Jimmy amigo con varias generaciones de campo, y con la seguridad de que algún paisano de algún lugar me ayudaría, sali a rodar.




Desde la ventana de la pieza de la casa de campo me despierta el hermoso amanecer y cantos de pájaros que ya estaban trabajando muy temprano. Lejos, los perros ladran a algún tractor que pasa por la lejana calle rural, dejando su estela de tierra por detrás. Me levanto y luego de una mateada sobre la larga mesa de madera maciza y bancos, con la cocina económica cerquita, preparo la bici y me dispongo a rodar.

Hasta la tranquera los perros me acompañan, moviendo la cola y levantando polvareda. Hay poco viento. Las huellas del tractor de la mañana están intactas en el camino. Las sigo hasta el primer cruce, que me dejan para ir a trabajar. El cuerpo se acomoda en la bicicleta y se preparan para una larga jornada de experiencias nuevas.

Cerca de unos alambrados un grupo de caballos me miran curiosos. El camino zigzaguea y sube como montando olas de mar. A los costados mares de trigos se mesen y se cortan abruptamente en alguna cañada. Otras veces grietas de una tierra seca marcan las parcelas como heridas esperando el agua que hace rato que no llega.

En una intersección aparece un viejo boliche de almacén “la Sucursal” que mas tarde volvería a pasar y podría fotografiarlo por dentro. Un centro de reunión para los viajantes, enclavado al lado del paso a nivel. Solo, alli, esperando. El camino esta con arboledas bajas a ambos lados y a medida que voy pasando miles de pájaros se alborotan y vuelan juntos dándome una música maravillosa que me acompaña ese tramo.


Llego a Irineo Portela. Su estación de tren esta prolijamente cuidada. La recorro y para mi asombro la Agencia de YPF esta abierta, con los surtidores afuera. Entro, con la puerta alta de madera y con una pequeña campanilla arriba que la hace sonar anunciando mi entrada, veo un hermoso almacén de ramos generales. Estanterías con productos diversos y un exhibidor de madera y vidrio deja ver hoy miles de colores de “pirulos y pitutos” de ferretería. En el pueblo también hay grandes silos y algunos camiones que vienen y van por las calles de tierra y enclavadas de forma de rectángulo dándole la vista a las vías.

Repongo energías bajo grandes arboles de eucaliptus dispuestos en hilera frente a la estación. Alli también hay una canchita de futbol. Muy cerquita esta el puesto policial y algún que otro almacén pequeño que se comunican con el interior de cada casa. Sombras en las calles y algunas personas curiosas me miran al pasar.

Me dispongo a cruzar nuevamente las vías y salir rumbo a Santa Coloma. Dos camiones me pasan por la angosta calle de tierra. Me baño en polvo y sigo pedaleando.




Santa Coloma es un poco mas grande, dispuesta geométricamente casi igual que Portela. Su estación también esta muy prolija. Tiene un galpón aun mas grande que la anterior y en el interior hay un cartel de los bomberos y dos carteles que me dan una idea de lo grande que es su fiesta de la Torta Frita y el Mondongo. Las recetas están plasmadas en los mismos carteles en un parque de una arboleda inmensa que supongo, cobija a los visitantes para esa fecha, 1ro de mayo de cada año.


Me llama la atención su pequeña iglesia situada paralela a la vereda. Ese dia sus puertas estaban cerradas. Sigo silenciosamente pedaleando por el pueblo y disfruto de su tranquilidad.

Es hora de pegar la vuelta, me quedan unos cuantos kilómetros hasta el campo. A esta hora los tractores van y vienen con maquinarias a remolque. En el camino unos cuantos lagartos overos se esconden rápidamente. Alguna que otra camioneta me cruza bajando la velocidad. Campos, curvas y mas campos. Producciones que alimentan al mundo. Paisanos con boinas, caballos, manos de trabajo, mujeres con delantales, molinos que giran, trigo que se mese, perros que mueven su cola y corren en busca de la bicicleta, pequeñas flores amarillas y violetas al costado del camino, galpones abiertos, extrañas maquinarias de colores, silos que se levantan como ciudades, cuadraditos de tierra con diferentes colores, caminos y mas caminos por delante… gira… giran los pedales, las ruedas, la mente, los sentidos, en soledad……….

Gracias a Santiago Sills, por la hospitalidad en su casa en el campo. Por incentivarme a realizar esta primera pedaleada en solitario y por estar siempre atento hacia donde me dirigía, sin perderme, entre caminos rurales.




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