Cuatro Partidos -Pcia de Buenos Aires
- Adriana Buchele
- 25 ago 2021
- 3 Min. de lectura
Las bicicletas están listas apuntando a la tranquera que ya está abierta desde temprano. Hoy el destino nos llevará a rodar hacia un punto en donde 4 partidos de la Provincia de Buenos Aires se unen. Los Partidos de Arrecifes, Baradero, Capitán Sarmiento y San Pedro.

El sol sale muy pocas veces y el viento aumenta a medida que corre la mañana. Los campos de agosto están secos, amarillos, solo algunos dan color con un verde intenso de los primeros brotes de trigo y arvejas. Hacienda marrón y curiosa en algunos otros se apiñan contra el alambrado y cerca, los rollizos parecen tirados por una mano desde el cielo. Caminos con pequeñas subidas y bajadas que hacen placentero el pedalear. Curva, contra curva, un viejo boliche sin funcionar en un cruce de caminos nos detiene un momento. Camino abajo se encuentra el Arroyo Cahuané y confiados en que de alguna forma lo cruzaremos, rumbeamos para el puente roto del Silencio.

Sus durmientes cuelgan tristemente hacia el agua. Árboles que cierran y cobijan el arroyo nos hace trasladar a un paisaje de paz. El viento sigue soplando y como si lloviese, las chauchas de las acacias negras caen componiendo una melodía.
Debemos cruzar con el agua mas arriba de la rodilla. Pero el paisaje inunda nuestros ojos. Nos detenemos a almorzar alli, bajo esa música de chauchas tamboriles. El tiempo corre y otro puente nos espera. El Puente Andrade o el Puente de hierro tiene una particularidad, une los cuatro puntos de partidos de la Provincia. Bajo el, sus aguas del Arrecife, nos recuerda que pronto navegaremos sus aguas, cuando los días mas largos hagan del campamento una función para mirar ese cielo estrellado que techa esa zona.
Pronto la parada obligada, Paraje Beladrich, alli el bar almacén se encuentra en medio de la nada, o mejor dicho en medio de la inmensidad de la pampa. Muchas son las historias, desde el paso del Gral San Martin en 1813, por esas tierras inmensas y ricas hasta las inspiraciones de Molina Campos para algunas de sus obras. Pero lo que si se sigue escuchando son las voces de paisanos jugando en aquellos eternos campeonatos de bochas, corriendo algún gallo distraído que se cruza por la cancha, o la fila en la boletería del club, a unos metros del boliche, para entrar al baile de carnaval, con sus pisos de pinotea y niños tirando serpentina, mujeres vendiendo pastelitos de dulce y facones escondidos en la cintura fajada, alpargatas gastadas o botas de potro recién compradas. Ese eterno bullicio resuena en el ambiente, y uno de a poco va metiendo en el paisaje.
Las bicis quedaron apoyadas en un viejo surtidor de YPF. Luego de la rigurosa visita en el interior del boliche, retomamos la pedaleada. Un hermoso tramo dentro de un campo de un conocido, con trigos naciendo, da un toque de color al paisaje. Silo bolsas como pincelada blancas dibujan entre los surcos formas simétricas.
El frio y el viento se siente. El sol no quiere salir. A pesar del cansancio y los kilómetros, una sonrisa tenemos dibujada. Al pedalear el paisaje es uno mismo, nos integra a la naturaleza y nos reconforta. Cruzamos nuevamente la tranquera del campo y junto a los perros que nos reciben, la cerramos con el dia.
Hasta la próxima aventura!
Compañero de rodada, Santiago Sills, a quien agradezco por su compañía y amistad. Él es quien esta vez dibujo sobre el mapa esta rodada.
Km aprox de pedaleada 64.
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