Burbuja de Invierno- Gral Belgrano - Pcia de Bs As
- Adriana Buchele
- 1 jul 2021
- 3 Min. de lectura

El auto corre muy temprano por la ruta provincial 29. Los campos secos con la cosecha levantada dan un color amarillento de letargo, esperando dormidos la primavera. Algún que otro tractor comienza a despertar y rápidamente pasamos los dos hermosos ríos de esta zona de la provincia, el Samborombon y el rio Salado. General Belgrano nos espera, como también espera hace ya un año y medio a los turistas que fueron espantados por la pandemia.
Las bicis comienzan a rodar por caminos rurales. El frio está fuerte y penetra en las manos y la punta de los pies aunque estén bien protegidos. El sol no quiere salir, aun así nada nos detiene.
Camino recto y gris, con montes lejanos. En invierno el viento helado mueve la punta de los montes de eucaliptus y los hace bailar al compás de las nubes. La curva a lo lejos se va acercando y una cortina de árboles frondosos nos protege. El Bosque Encantado esta allí, como un oasis de verde, con un microclima que mantiene ese tesoro de hojas otoñales esparcidas por sus senderos y como si fuera poco, cuando uno se interna en ellos, escondido y a la espera del ojo que sabe valorar los colores, un tapiz amarillo impresiona al visitante. Un ejemplar de un Ginkgo Biloba. Mas de 50 especies arbóreas nos regala este paisaje con mas de 100 años de antigüedad. Esta reserva perteneció a la ex estancia Santa Narcisa. Rodeado de ese bosque se encuentra el casco de la estancia muy bien conservada, que pertenece a un proyecto del Gobierno Municipal, convertido en estancia museo.

No solo eso sorprende al visitante, al caminar por sus senderos e imaginarnos aquellas épocas de esplendor, a pocos minutos y alejado de todo, se levanta una construcción característica de la época del Siglo XIX con la llegada de los inmigrantes a Argentina, un palomar.
Una estructura maciza, generalmente de ladrillos, con forma de torres, cilíndricas, octogonales o rectangulares, fueron el esplendor de la época. Eran construidos con los nidales de cara adentro, para protegerlo de los vientos, sin techo y en su parte superior generalmente tenían una cornisa o saliente para que otros animales no ingresen. Su construcción llevaba alrededor de 8.000 ladrillos y aproximadamente 6 metros de altura. En algunos había en su interior una escalera giratoria para poder llegar a los nidales mas altos y recoger los pichones. No había en los palomares mas que la madera de la única puerta y la escalera, para evitar que aniden parásitos y generalmente se blanqueaban con cal por fuera y por dentro para conservar su higiene y atraer las palomas.

Que se hacía con tantas palomas? A las 4 o 5 semanas de nacer los pichones pesaban medio kilo y el plato exquisito de toda estancia eran esos pichones, que se recogían en bolsas y vivos se llevaban a la cocina donde se metían a la olla en un guisado tradicional.
No hay que olvidarse que también las palomas eran mensajeras por esos tiempos en donde los medios de comunicación eran escasos.

Asi, este recorrido en bicicleta nos llevó a esta historia donde los arboles nos contaron sus secretos. La tarde cae, el cielo se vuelve cada minuto mas gris y al cerrar la tranquera un agua nieve cae sobre nuestras espaldas. Aceleramos el paso, las ruedas van tirando agua, las alforjas ya están sucias, y los pedales giran y giran, pronto, para llegar a algún lugar con un fuego que nos calentará.
Hasta la próxima aventura!!!
Recorrido de dia 1: Gral Belgrano – Bosque Encantado y caminos rurales – Aprox 50 km.
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