A todo Vapor (bicicleteando por alli un dia cualquiera……..)
- Adriana Buchele
- 10 dic 2020
- 2 Min. de lectura
Viento del NE, poca ola y después de algunas horas de navegación, entro al Puerto La Plata. El Semáforo que da información valiosa a los buques que entran en el puerto, esta alli, firme, estoico. En ambas márgenes las olas de los prácticos fue comiendo la costa. A un lado la lavandería con su muelle prolijamente cuidado. A lo lejos las chimeneas de los Frigorificos Armour y Swif y al fondo, en la cabecera del puerto, una pequeña torre se divisa desde el rio. Atrás, mas atrás, los fosforos de YPF siguen ardiendo infinitamente.
Me despierto y el sueño queda entre tinieblas, recuerdos y realidad.
Sobre la calle Baradero del Dock Central del Puerto La Plata en Berisso, se encuentra todavía bien parada orgullosa de su presencia, la Usina Hidráulica, construida entre los años 1890 / 92 y cerrada o clausurada en 1963. Ya se veía en los planos del Puerto el boceto del Edificio Central, como Estacion Central o Casa de Maquinas con una arquitectura llamada neoclasista alemana.

Con un Puerto pujante y tecnologías que surgieron de esas décadas de máximo desarrollo de la industrialización, acompañadas por las nuevas fuentes de energia que emergieron, surgiendo este sistema de maquinas y cañerías destinado a proveer de fuerza motriz para las maquinarias de carga y descarga portuarias.
A un costado, yacen en un cementerio olvidado locomotoras y vagones guardando su pasado. Los datos técnicos quedaran para todo aquel que quiera redescubrirlos pero si sé, a través de la voz de historias vivas que emergen del sueño, en este caso en particular, mi padre, lo que paso a relatar. Para curiosidad de muchos, esas locomotoras son a vapor. Sus tanques fueron instalados en esas únicas tres o cuatro maquinas (el número exacto queda en la poca memoria de mi padre).

Nunca salieron del interior de la Destileria YPF y su sistema a vapor era muy bien justificado por la prohibición de que haya una chispa, un temible fuego dentro del predio. Asi es como esas locomotoras iban y venían, silenciosamente, y recalco esta palabra, “silenciosamente”, transportando material y hasta los mismos trabajadores. Tambien cargaban y descargaban algún embarque que debía hacer trasbordo para continuar por la otra via que finalizaba en el puerto.
Hoy recorro con admiración y respeto esta síntesis de una época de esplendor. Veo esa imponente Sala de Máquinas, aun de pie, esperando el rescate de otra nueva era que la lleve al presente, de alguna otra forma que sea de utilidad a esta u otras generaciones. Camino tranquila entre los vagones cargados todavía con coque, esperando ser entregados vaya saber uno a quien. Locomotoras que dieron trabajo a miles de personas de Berisso y Ensenada y al levantar la vista, mirando desde la cabecera del Puerto La Plata, todavía el rio espera, tranquilo, que no le demos la espalda.
Fuente consultada:
algunos datos publicados en un “click” y la voz del recuerdo de mi padre.
留言